Laura Reynolds es una pintora inconformista y de gran talento: no ha querido casarse con el padre de su hijo y no desea someterse a las reglas morales imperantes en la sociedad. Vive en la costa de California con su hijo de nueve años. El niño es detenido por matar a un animal y, como ya había cometido otros pequeños delitos, el juez exige que sea internado en un colegio.