El día de su ejecución programada, un asesino en serie condenado a muerte es objeto de una evaluación psiquiátrica de último minuto, ordenada por el tribunal, con el objetivo de comprobar si mentalmente el preso es apto para la sentencia. El asesino, de nombre Edward, sorprende al psiquiatra afirmando que en realidad es un demonio y quiere que la ejecución siga adelante.